Publicado por Titania como novedad de marzo (lo sabemos, vamos con retraso en esto de las entradas de novedades), La ecuación del amor, de Helen Hoang, es la historia de Stella, brillante matemática con Asperger, y Michael, brillante sastre de día y acompañante de noche.
Podéis encontrar numerosas críticas y sinopsis en Internet, pero nosotras veníamos a hablar de nuestro libro… Esto, de otra cosa.
Y es que, dado que Michael de padre sueco y madre vietnamita, y su familia materna tiene gran relevancia en la historia, nos encontramos con una cultura muy particular. Sobre todo en cuanto a las comidas.
A ver, somos fanáticas de la comida coreana y también de la japonesa (ese teppanyaki, por favor, que se nos hace la boca agua), hemos catado la tailandesa, pero la vietnamita se nos escapaba.
Por eso, al encontrarnos con algo llamado bun, que no es ni más ni menos que una sopa tradicional vietnamita con un tipo de fideos de arroz (con numerosas variantes: de ternera, de cerdo, con salsa de pescado, con tomate, con gambas, con todo lo anterior…), nos fuimos raudas y veloces a buscar qué narices era eso. Y, la verdad, ni tan mal algunas, ¿eh? Que nos dio un poco de gazuza.
Luego nos topamos con otra cosa: sopa agria de pescado, con eso, pescado y… piña. Ahí sí que nos miramos (virtualmente, se entiende) con cara rara. «¡Qué cosas más raras come la gente por esos mundos», nos dijimos.
Se nos pasó enseguida, que conste, sobre todo al recordar las reacciones de extranjeros a cosas como la morcilla.
Y ahí lo dejamos.
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