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Sissi, emperatriz rebelde de Allison Pataki (Sissi 2)

Ah, recordamos perfectamente la cara de sorpresa que se nos quedó cuando abrimos el paquete y vimos que nos habían llegado los ejemplares justificativos de Sissi, emperatriz rebelde de Allison Pataki (Sissi 2, como podréis ver en algunos sitios, ya que es la continuación de Sissi, emperatriz accidental). Pero… ¡si hacía nada que habíamos entregado la traducción! Y ahí lo teníamos, precioso y en todo su esplendor (y grosor).

Sissi 2 allison pataki
Sissi, emperatriz rebelde

Lo bueno de este libro es que es prácticamente imposible destriparlo, porque la historia está ahí al alcance de todos, así que…

Como os podéis imaginar, Sissi, emperatriz rebelde retoma la vida de la emperatriz al poco tiempo de finalizar el libro anterior, pero en esta ocasión nos sumerge de lleno en la convulsa Europa de finales del siglo XIX, con todas las guerras, las unificaciones de países (Italia y Alemania, por ejemplo) y el sinfín de cambios políticos, sociales y económicos que acabaría desembocando en la Primera Guerra Mundial, aunque para entonces Sissi ya había muerto y poco quedaba del imperio de su marido. El mundo nunca volvió a ser lo que era.

Para Sissi, eso significó participar como protagonista en la Exposición Universal de Viena de 1873, pero también fue testigo del ocaso de su marido, de la locura de su primo Luis (que dejó obras impresionantes como el castillo de Neuschwanstein), de la desgracia de sus hermanas, de la muerte de su primogénito… No, no es una historia con final feliz.

Si queréis conocer un poquito más lo que pudo ser la vida de Sissi (recordad que no deja de ser un ejercicio de ficción por parte de la autora), seguro que os gusta. Si preferís quedaros con la imagen dulce y almibarada de las películas, tal vez no sea para vosotros.

Y si queréis ver fotos de algunos de los lugares que se mencionan en los libros sin tener que buscarlos en Internet, os ponemos el enlace al tablero de Pinterest que hemos creado (y al que iremos añadiendo cosas según tengamos tiempo). Como somos así de originales, le hemos puesto Sissi de nombre.

Ah, sí, nuestras dotes de vendedoras salen a relucir una vez más. Ains.

 

 

 

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