Sherrilyn Kenyon es más que una autora para nosotras, es una vieja amiga. Una vieja amiga muy prolífica y con una imaginación portentosa, como demuestra su saga de los Cazadores Oscuros, que ha emparentado con la de los Señores de Avalon y las Crónicas de Nick. Ella misma marcó este libro, La marca del dragón, como el nexo de unión entre todas ellas.
Así que es normal que, durante la traducción, tuviéramos que empaparnos de las leyendas artúricas, de mitología celta y de terminología galesa, además de tener que consultar más de 6 títulos de la saga de los Cazadores Oscuros.
Mientras lo estábamos traduciendo, nos surgieron un sinfín de ejemplos de nuestros #dedostraviesos. Y perdimos la cuenta de las #idasdeolla. ¿Problema? No pudimos compartirlos en su momento porque cantaban a la legua lo que teníamos entre manos. A ver, que no todos los días tenemos oportunidad de confundir «escamas» y «escalas» ni que los dedos te jueguen una mala pasada y el corrector haga el resto en «dragón» y «cabrón». Ejem.
Pero nos guardamos una de #conversacionesdetraca totalmente irresistible y que demuestra sin lugar a dudas que somos seres humanos y que tenemos nuestro corazoncito… y nuestros límites en cuanto a paciencia.
—Uffff, estoy de las leyendas artúricas y de los caballeros hasta el gorro. ¡Me he leído hasta las versiones celtas! Y eso que esa parte solo sale en un capítulo. ¿Te he dicho que había 52?
—¿Caballeros o versiones?
—¡¡¡Caballeros!!! Puta mesa, sí que era grande.
Por si no os ha quedado claro, en La marca del dragón salen Avalon y Camelot, y Morgana. Y Merlín. Y vais a tener muy presente Hijo de nadie y también El estigma del dragón. En realidad, acabaríamos antes si decimos quién no sale. Pero… ¿para qué quitarle misterio al asunto?
P.D.: Ahora haría falta que nadie hablara de «conseguir» el libro porque se muere por leerlo… Ejem.
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