Saltar al contenido

El tiempo no pasa en balde

Hoy, precisamente hoy, vamos a publicar una entrada sobre libros, sobre autoras que nos arrancaron carcajadas hasta hacernos llorar de la risa y sobre cómo el tiempo no pasa en balde, para nadie. Porque hoy, precisamente hoy, tenemos tal sensación de ascopenatristezaimpotencia que buscamos refugio en lo que (casi) nunca falla: los libros.

A lo que íbamos.

En otra entrada ya os hablamos por encima de Katie Macalister y sus dragones, y como la cosa está como está, nos lanzamos a leer una serie nueva de ella, que la teníamos como abandonada. ¿Qué mejor que echarnos unas risas para desconectar? Nada mejor que eso, así que nos lanzamos y… menudo chasco. La serie en concreto es la de Ainslie Brothers, cuyo primer título es The Importance of Being Alice (juega con el título de la obra de Oscar Wilde, The Importance of Being Earnest).

Ainslie Brothers Katie Macalister
The Importance of Being Alice

La situación:

El novio/prometido de Alice la deja plantada y la echa de casa a las puertas de un viaje fluvial por Europa que culminaría en su boda, y como está hecha polvo, su mejor amiga le dice que se vaya de viaje. Total, lo ha pagado y el rastrero de su ex ha dicho que no iba. Por su parte, dicho ex habla con un antiguo compañero, Elliot, el octavo barón Ainslie, y le ofrece su billete. Total, lo ha pagado y la pirada de su ex no va a ir, así que disfrutará de la paz que necesita para terminar su novela.

Suponemos que ya sabéis en qué va a acabar esto, ¿no? Exacto, en situaciones hilarantes. Una detrás de otra. Tal vez demasiado juntas… Y aquí es donde reside el problema, claro. Lo primero, ese amor a primera vista (deberíamos decir a primer polvo, pero somos recatadas y tal); segundo, la incredulidad que te provocan ciertas situaciones; y tercero, lo poco que evolucionan los personajes, porque todo transcurre en un par de semanas a lo sumo.

No nos malinterpretéis, el libro cumple con su cometido a la perfección, pero le falta algo. ¿Madurez? ¿Desarrollo? Un poco de ambas cosas, tal vez. Pero ¿y si el problema no está tanto en el libro como en nuestra percepción? ¿Habríamos disfrutado de él mucho más hace cinco años? ¿Diez? ¿Habríamos dicho que es genial o también nos habría parecido tan solo entretenido, de los libros que lees sin prestarles demasiada atención para echar el rato?

A lo mejor, tal como hemos titulado esta entrada, el tiempo no pasa en balde, ni para las lectoras como nosotras ni para las historias.

¡Comparte si te gusta!

Los comentarios están cerrados, pero los trackbacks y pingbacks están abiertos.