¡Lo leímos! ¡Por fin! Sí, sí, sí, sisisisisisisisí. En fin, ¿qué podemos decir? Nos encanta JD Robb y Apprentice in death no decepciona. Al menos, a nosotras no.
Antes de nada, tenemos que decir que el libro se centra más en el procedimiento policial que en la vida social, por llamarla de alguna manera, de Eve y Roarke. Los secundarios de siempre siguen saliendo, más alguno personaje de libros anteriores y cobra más protagonismo, pero es más de pasada.
Para las amantes de Roarke, tiene menos apariciones que en otros libros, pero siguen siendo estelares. No se puede esperar otra cosa de Roarke.
Al igual que Brotherhood in death, donde se hablaba de SPOILER (selecciona la frase para ver el texto) las agresiones sexuales en los campus universitarios, tenemos una trama muy actual en Estados Unidos: los tiroteos. Con su toque particular, por supuesto, pero el tema está ahí. Partiendo de esta base, JD Robb nos arrastra a una carrera contrarreloj para atrapar al asesino antes de que vuelva a actuar. La motivación del asesino, cómo elige a sus víctimas, es tan importante, o más, como dar con el lugar desde el que ha efectuado los disparos. (Esto no es spoiler, que viene en la sinopsis del libro, ¿eh?)
¿El contrapunto a tanta seriedad? La fiesta de cumpleaños de un personaje muy particular y bastante reciente. Y esto sí que sería un spoiler como una casa si no habéis llegado a este punto, así que sólo vamos a decir el nombre: Bella. Definitivamente, Eve Dallas ha recorrido mucho camino desde la primera entrega, Naked in death, cuando estaba a punto de perder el control.
Y poco más podemos añadir sin destripar todo el libro o los anteriores, porque sí, está todo bastante conectado. Ahora ya sólo nos queda esperar hasta el siguiente, Echoes in death. En 2017. Aunque sea en febrero, la espera se nos va a hacer eterna.
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