Resumen
Como autónomas que somos, conocemos muy bien la sensación de que si rechazas un encargo, dejas escapar una oportunidad y no te van a volver a llamar, pero llega un momento en el que tienes que mirar esa agenda tan apretada que tienes y buscar el hueco para descansar.
Cuando empezamos, allá por el Pleistoceno, en esto de la traducción literaria, no controlábamos mucho los tiempos. Al principio, no teníamos la agenda especialmente llena, pero casi no nos daba la vida para llegar a las fechas de entrega y todo eran prisas. Y dudas. Las dudas siguen, pero las prisas ahora son por otras cuestiones que se escapan a nuestro control.*
¿Recordáis al comienzo de la pandemia todos esos consejos para el teletrabajo? Establecer un horario de trabajo, no quedarse delante del ordenador «para adelantar», no contestar mensajes pasada la hora establecida, levantarse cada X tiempo para moverse un poco y despejar la cabeza… Todos consejos muy sensatos, pero cuesta aplicarlos cuando se está comenzando.
Si a todo eso se le suman las redes sociales y la constante necesidad de publicar contenido nuevo para que el algoritmo no te penalice, pues al final toca decidir en qué se quiere emplear el tiempo y nosotras preferimos emplearlo en la tarea por la que cobramos (así tenemos las redes de Moonmates…).
Aunque ahora no podemos decir que estemos comenzando precisamente, nos sigue costando, pero estamos en un momento vital (vamos, que tenemos ya nuestros buenos añitos) en el que no nos duelen prendas (¿veis?, viejas somos) en poner límites. Y cumplirlos. Límites como no trabajar los fines de semana** o no contestar, ni mandar, mensajes a deshoras.
Todo es muy relativo, claro, y depende de las circunstancias concretas de cada caso, pero hay una cosa clara: si estás mal anímica o físicamente, el trabajo se resiente. Cuídate, piensa en ti, que la vida son dos días y hay que vivirla.
La idea es trabajar para vivir, no vivir para trabajar.
* Los tiempos editoriales son una locura absoluta. Vamos a contrarreloj los traductores, los correctores, los maquetadores y toda la cadena del libro.
** Si has aceptado un encargo a sabiendas de que tienes trabajar los findes, es lo que te toca, pero necesitas días de descanso o petas.
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